Ahora que las altas
temperaturas propias del verano no sólo han llegado a la mitad meridional y las
costas mediterráneas de nuestra península sino que se ha extendido al interior
y hasta las costas del Cantábrico y que parece haber amainado la moda de origen
californiano de jugos variados de vegetales aromatizados con insólitos
ingredientes no siempre de apetecible sabor, es el momento de sustituir en
nuestros frigoríficos las botellas de “refrescos” y zumos industriales por
otras conteniendo nutritivas y apetitosas bebidas elaboradas con los productos
frescos de temporada, aderezados con condimentos propios de cada región según
las pautas heredadas de generaciones anteriores y que han servido durante
siglos no sólo para aplacar la sed y el agobio originados en el organismo
humano por las altas temperaturas estivales, sino también para compensar la
desmineralización que la excesiva sudoración conlleva.
Me refiero al amplio
repertorio de ajoblancos y gazpachos propios de las gastronomías béticas,
penibéticas, extremeñas y del Levante meridional, más ligeros en su
composición, con sólo disminuir la cantidad de pan hasta hacerlo apenas
presencial, si se van a consumir bebidos –y más acordes a nuestras actuales
necesidades energéticas–, y en su elaboración –por el surtido de utensilios
mecánicos y eléctricos de que disponemos para sustituir el originario dornillo
y la mano del mortero.
Ajoblanco de Málaga El más conocido de los ajoblancos fuera de Andalucía, admite -al igual que ocurre con los otros gazpachos o con las populares
sopas de ajo con que se combaten los rigores invernales en la mitad
septentrional de la península- muchas variantes
tanto clásicas como creativas.
Ingredientes para 4-6
comensales: 1 barra de pan de
Guarnición: Trocitos de melón o de manzana
o granos de uva moscatel y 2 cucharadas de aceite de oliva hojiblanca virgen
extra.
Remojar
la miga de pan en la leche y pelar y picar los dientes de ajo (y las
almendras, si no se dispone de molidas).
Triturar
las almendras con los dientes de ajo y la miga de pan con su jugo hasta
lograr una pasta homogénea. Sin dejar de batir, incorporar lentamente el
aceite de oliva hojiblanca virgen extra y, a continuación, el agua y el vinagre.
Dejar enfriar.
En
el momento de servir, adornar la superficie del ajoblanco con el cordón de
aceite de oliva hojiblanca virgen extra y presentar con la guarnición aparte.
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Ajoblanco de Almuñécar: Antaño,
antes de que se desarrollaran la industria conservera y las técnicas de congelación,
para prolongar a lo largo del año la disponibilidad de habas –de cuya
importancia en la dieta mediterránea creo haber tratado ampliamente en "Habas de abril, para mí", en 2013 en esta misma bitácora–, se tostaban los granos antes de
molerlos para almacenar las habas en forma de harina, que es la que se emplea
en la receta original.
Ingredientes para 4-6 raciones:
1 vasito (
Guarnición:
1 huevo duro, muy picado y macerado en 2 cucharadas de aceite de oliva lechín
virgen extra, y lomos de sardinas
arenques, remojados en leche,
escurridos y troceados, o granos de uva moscatel.
Pelar y laminar
los dientes de ajo y triturarlos con la harina o los granos de habas, el
aceite de oliva lechín virgen extra y el vinagre hasta lograr una pasta
homogénea. Añadir la clara de huevo y la sal; mezclar bien y, sin dejar de
batir, ir incorporando el agua fría.
Dejar reposar
en la nevera hasta el momento de servir, tras batirlo de nuevo, con las
guarniciones en bandejitas aparte.
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Ajoblanco cordobés: En Montilla
(Córdoba), donde llaman este plato “gazpacho blanco”, en el momento de servir agregan a la sopera 2 cucharadas de alguno de
los aromáticos vinos del lugar: amontillado, fino, oloroso, cream o Pedro Ximénez.
Ingredientes para 6-8
raciones: 1 barra de pan de
Retirar
la corteza de la barra de pan; remojar la miga en el vinagre mezclado con el
mismo volumen de agua y dejar reposar 5 min.
Pelar
los dientes de ajo; laminarlos y triturarlos con la mitad del aceite de oliva
virgen extra cordobés.
Añadir
la miga del pan y triturar antes de incorporar, poco a poco y sin dejar de
batir, primero el resto del aceite y después el agua.
Sazonar
con la sal, batir y dejar enfriar en la nevera hasta el momento de servir,
para tomar bebido o con porciones de pan desmigado a mano.
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Ajoblanco extremeño: Las numerosas recetas de gazpacho blanco que podemos encontrar no sólo
en Andalucía sino también en Extremadura o en
los municipios castellano-manchegos son anteriores a la llegada a Europa
de ingredientes procedentes del Nuevo Mundo y que ahora resultan imprescindibles en muchos de nuestros platos,
como son el pimiento y el tomate.
En estas recetas –al igual que haré en las próximas ocasiones– sugiero
utilizar el aceite propio de cada comarca, lo que aporta a cada plato su aroma
y es un excelente método para conocer y disfrutar de la amplia variedad de olivas
molturadas en las almazaras regionales de que, por fortuna, disponemos en
nuestra geografía, si bien en el hogar recomiendo disponer sólo de 2 o 3 envases de aceite de oliva
virgen extra de distinto origen cada vez para ir educando el paladar y descubrir
cuál o cuáles son del propio agrado.
¡Salud y buenos alimentos!
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